Monday 15 August 2011

Sueño


Me dijiste que nada de eso importaba, que todo sería diferente. Sin embargo, acá estamos, vos y yo, sentados esperando que el tiempo borre las lágrimas. Tu mano se sentía tan áspera, tan lejos, pero igual a mí me gustaba sujetarla; sentirte cerca. Me miraste a los ojos y me perdiste en todas tus mentiras que estaban envueltas en el silencio opaco de la noche. Todos nos miraban porque parecíamos de otra época, de otro lado, de otra dimensión. Pero tuvo que volver… hizo falta su voz, únicamente, para que despertaras. Tenías que irte con ella, aunque me prometiste que no la volverías a ver. Soltaste mi mano y me dijiste “no es nada, no es nada”, pero ahora sólo recuerdo tu figura caminando hacia allí. Y yo me volví sola, en ese tren destartalado, con miedo a entender lo que realmente había pasado. Y a la vuelta de la esquina de mi casa un camión me esperaba con impaciencia. Era la hora de entrar a saquear y faltaba yo, que nada tenía que ver con nada.
            Y luego, al despertar, la miseria. Miedo y tristeza a la vez. Tan vívido, tan vívido. Ojala pudiera volver a tocar tu mano de aquella manera. 

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