Monday 15 August 2011

Navegando a mar abierto


            A veces pasa, de una día para el otro el mundo se nos da vuelta y ya no sabemos nada acerca de nosotros. Como un remolino nos enroscamos en el devenir de la vida y nos ahogamos en las mareas salvajes de la tempestad. No tenemos de donde aferrarnos, navegamos asustados, alterados, no podemos detener aquello que nos embistió. Pensamos que tan pronto cese el desquicio vamos a cambiar nuestras vidas, a tomar un rumbo diferente, pero luego olvidamos todas las promesas que hacemos y seguimos estancados en las mismas miserias de siempre. Así es la vida, tan inesperada que nos deja boquiabiertos con cada nueva dirección que toma. Y uno nunca esta preparado para hacerle frente, siempre carecerá de las herramientas necesarias para poder protegerse del dolor, de la tristezas, de la angustia, de la locura, de la soledad y aún incluso de la felicidad. Aprendimos a leer y a escribir, sí, y qué tan felices nos hizo aquello, pero jamás nos enseñaron a navegar por el río escandaloso de la vida. Y cuando creemos encontrar el secreto, ¡saz!, de un zarpaso el destino nos lo quita, lo vuelve inválido. 

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