Monday, 2 November 2009

Conclusiones sin sentido al estilo surrealista

Y el cielo se vuelve gris cuando todo acaba y el mar deja de girar como el sol. Somos tan irreales, tan efímeros. Una y otra vez vos me miras como un loco; yo que te quiero tanto y vos tan ausente. Una y otra vez vas y venís como queres. Jugas a ser una libélula y cuando llueve apareces como un perro lastimado, con la cola entre las patas. Nunca supe qué eras y mucho menos voy a saber si sos en realidad. Sólo puedo verte a través del jarrón de agua que volcaste el otro día, ese que yo quería conservar porque me enloquecía su figura vanguardista. Ahora son solo pedazos… pequeños fragmentos que flotan en el tacho de basura, llenos de sangre, porque acordate que queriendo levantar tu desastre, tu descuido, el cristal (así de frágil como se veía) me cortó las manos por ser tan distraída y atolondrada… y ahora llueve sangre de mí como antes lo hacían las lágrimas. ¡El jarrón! ¡El jarrón! ¿No te das cuenta que ahora ya no hay nada?

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